Las piscinas comunitarias normalmente se abrían a principios de junio hasta septiembre. En el caso de que la desescalada se produjera de manera uniforme,
la temporada de playa y piscinas públicas comenzaría en la fase 3. Madrid es una de las Comunidades más castigadas por el COVID-19 y la fase 0 se ha
prolongado al menos una semana más, lo que implica un retraso en la reanudación de todas las actividades.
¿La apertura de las piscinas está en peligro? El Colegio Oficial de Administradores de Fincas ha reclamado una legislación común para toda España y unas
condiciones precisas desde el Ministerio de Sanidad. Éste ya ha informado que el agua de las piscinas necesita un tratamiento de desinfección para evitar la
propagación de microorganismos y que el mantenimiento siempre sería necesario.
Según la OMS una concentración residual de cloro libre en el agua de la piscina durante 30 minutos puede eliminar virus envueltos como los coronavirus. Un
reciente informe del CSIC también hablaba de la escasa posibilidad de contagio en el agua del mar o en el agua de las piscinas con cloro o salinas, como son la
mayoría de las piscinas comunitarias.
Tengan o no socorrista se debe priorizar el distanciamiento social, la higiene extrema y la reducción del aforo (nada aguadillas, juegos, a las toallas
desperdigadas y a los aperitivos o meriendas cerca del agua. Deberían tomarse medidas tales como:
Una analítica microbiológica al mes.
Reducirse el aforo de manera suficiente (4 m2 por usuario)
Para el acceso o la salida del baño, mantener una distancia mínima de dos metros por usuario.
Instalación de dosificadores de gel desinfectante a la entrada del pediluvio.
Mantener el andén perimetral libre como zona de paso.
Prohibición de tumbonas o hamacas o bien separarlas un mínimo de dos metros, y prohibir su uso compartido y es obligación del usuario desinfectarlas antes y
después del uso.
Prohibición de colocar toallas en las vallas perimetrales para evitar contagios.